Con este slogan ha vendido Viceroy relojes durante una buena temporada, y desde la primera vez que lo oí pienso que es una de las mejores afirmaciones que he escuchado.
Anoche miré el reloj mientras que escribía y se me hizo bastante pronto. Entonces miré el del PC y me di cuenta de que mi reloj de muñeca estaba media hora atrasado. Por eso hoy he ido a cambiarle la pila: llego a la relojería (que también era joyería, de estas que tienen la entrada como de madera pintada y que parece que te van a cobrar por escuchar los buenos días) y les digo lo que quiero. Me cogieron el reloj y me pidieron el nombre porque iban a tardar 15 minutos. Tras darme una vuelta por el casco viejo para hacer tiempo, no he dejado de remirarme la muñeca aun sabiendo que la piel no da la hora y además teniendo el móvil en la mano para mirar la hora. ¡Y todo por saber la hora! Un tick cada 3 minutos y mirando la hora en el teléfono para poder recoger el reloj para mirar la hora (Menudo lío).
Al recogerlo me han robado 5€ y un cuarto de hora (normalmente se hace en el momento por no más de 2€) pero he conseguido mi reloj.
¿Soy un paranoico o a ti te pasa lo mismo? Porque cosas como estas me hacen plantearme que igual tengo un pequeño problema jajaja.
Lo copiaron de "Historias de famas y cronopios", capítulo: Instrucciones para dar cuerda a un reloj, de Julio Cortázar.
ResponderEliminar