Libertad, (in)dependencia. Lo que más nos gusta y que más pedimos. ¿Es que tanto cuesta ser tratados como lo que somos? Respetar nuestro
La libertad de hacer lo que nos dé la gana y la independencia a decidir nuestras propias decisiones. Sin embargo, tal vez la imposibilidad de estas virtudes sea la que las haga más atractivas, porque una vez que estamos completamente solos nos damos cuenta de que dependemos en mayor o menor medida de los demás.
Esta Semana Santa he estado completamente solo en mi piso de vacaciones. Fue una decisión muy precipitada que tomé una tarde con dolor de cabeza, y que tuve que plantearme mucho. Cociné sin ayuda y me las envolví mejor de lo que me esperaba, y tuve la suerte de quedar la mayor parte del día, pero cuando no tenía a nadie al lado me sentía muy solo.
A veces me pruebo a mí mismo. Cuando tengo la oportunidad o cuando se me ocurre intento quedarme solo, en silencio y sin música para probarme a mí mismo, y siempre termino o apretando la tecla verde del teléfono o poniéndome los auriculares.
Esta tarde, aprendiendo del dr. House, he vuelto a probarme: tras volver de pagar las últimas clases de autoescuela me he puesto el bañador, he cogido la toalla, las gafas y el móvil con los cascos y me he ido a la orilla de la piscina. El agua estaba helada; me he secado y me he quedado sentado al lado.
Cosas como estas me hacen darme cuenta de que necesito a los demás, sus opiniones, y la necesidad de abrirme este blog.
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