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Bienvenido a este rincón de Internet. El primer día me comprometí a publicar cada día una entrada sobre cualquier tema al azar usando mis propias fotos, y no fue mal del todo.. ahora me lo tomo con más calma. Para ahorrar espacio y acortar las entradas encojo las fotos al menor tamaño posible. Por eso, si quieres visualizarlas, sólo tienes que clicar sobre ellas.

Tras todo esto, espero que te interese mi blog y que lo sigas atentamente!

jueves, 2 de septiembre de 2010

Capítulo 17 - Redacción a mala letra

La mayor parte de las lenguas tienen el arte de la escritura y de la caligrafía, habiendo una gran riqueza y variedad que ha podido, en gran medida, llegar a nuestros días. Atrás quedaron la egipcia o las celtíberas que en la actualidad no tienen traducción alguna, pero son un gran ejemplo del ingenio de sus creadores.

Por suerte han cambiado mucho las cosas desde aquellos tiempos en los que la educación se limitaba a realeza, nobleza, escribas y al resto de la iglesia. Ahora todos tenemos tanto el derecho como el casi deber de conocerlos, lo que creo que ha generado una inmensa variedad de tipos de letra (dentro de los símbolos establecidos, letras...) hasta el punto de no haber dos personas con la misma, unas mejores y otras no tanto.

He borrado mi nombre. Es De feliz
navidad a espero que te guste
 es lo que
hace haber ido a un colegio de monjas jaja
Tengo que confesarlo, yo escribo mal y más de una vez me han amenazado con no corregir mis exámenes. ¿Puedo echarle la culpa a alguien? Recuerdo que de pequeño tenía buena letra: grande y redondita, demasiado, y por eso una monja (he estudiado en un colegio concertado) decidió cambiármela hasta conseguir una letra desinflada y pequeña. Entonces llegó otra monja que quiso corregirme (con 11 años) la letra, pelea tras pelea durante 3 años y logró una letra desinflada y, además, alargada y estirada como un muelle cedido. Sin embargo, a la vez que criticaba mi letra admiraba en cierta medida mi forma de redactar. Yo siempre he gozado de imaginación hasta en pruebas tan extremas como diálogo con tu pupitre.

Aquí estoy poniendo a prueba mi ingenio y mi forma de expresarme como hice una navidad al enviar una carta a un periódico. Esta última monja de la que he hablado muchas veces le dijo a mi madre que me dedicara a la escritura y ahora en parte lo estoy haciendo aunque no sea mi meta profesional. Quizá algún día me replantee o encuentre que debería aprovecharlo y, como decía ella, encauzar mis nervios a esto. De momento sólo llevo 18 entradas, poco más de dos semanas, pero confío soltarme un poco.

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