Si ya lo tienes, en cambio, esta entrada te será útil para recordar lo bien que lo pasaste escuchando al monitor darte mil órdenes en medio segundo mientras pensabas ¿soy una máquina?.
Se me está haciendo bastante duro. A decir verdad, la decisión de sacármelo no fue sólo mía, pero me anima la idea de poder moverme sin depender de nadie por sitios desconocidos... sí, esos lugares que no aparecen en ninguna postal ni en ninguna revista, los mismos que inmortalizas en una foto para que, cuando te pregunten dónde están, sorprendas al curioso de turno. Pero todavía queda un largo camino por recorrer.
A los pocos días llegó entrar en carretera y la sensación de velocidad. Al principio me hizo ilusión, y me aumentaba cuanto más duraba el trayecto, lo rápido que iba... hasta que mi profesor me dice que acelere. ¿Acelerar? ¡¿MÁS?! Entonces miro el velocímetro intentando llegar a duras penas a la marca de los 70km/h.
Y lo más gracioso, la pegadiza canción que cantaba Nos vamos a mataar.
La tercera pared fue hace relativamente poco: casco viejo. Calles estrechas por las que no cabe ni el carro de Manolo Escobar, con un empedregado años 20 (a.c.) en las que hay que elegir qué espejo retrovisor rayar para dañar lo menos posible el diseño del vehículo. También destacables las aceras de 40 cm y los aparcaderos para peatones (también llamados portales) por si alguien se atreve a cruzar con algún medio de transporte de más de 3 ruedas.
Hoy ha sido la cuarta pared. El hachado. El Zasca! . Hemos salido en carretera por esa excursión catalogada como pa'bernos matao por mi profesor de autoescuela. Pero hoy cumpliendo todas las normas de velocidad y de circulación. Qué mal lo he pasado... tomar una curva en quinta me cuesta más que arrancar el coche en segunda en una cuesta empinada (que conste que lo intenté...) y eso que llevo 17 clases!!
No puedo mantener recto el volante, me pego a la izquierda, tengo miedo a ir deprisa, me entran nervios por cualquier chorrada... y menos mal que sus gracias me tranquilizan! Menudo humorista se ha perdido el mundo...
Mañana toca otra clase más... a ver si consigo superar la embragofovia, la acelerofovia, la velocifovia y los nervios, todo ello fruto de la poca confianza en mí mismo (como me ha dicho él). Dicen que muerto el perro se acabó la rabia... aunque mucho me temo que no hay suficiente valeriana en el mundo para mí. ¡Ah, se me olvidaba! Tengo el examen práctico el 3 de septiembre.
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