Si el día de llegada es un contínuo pensamiento de ésto no me está pasando, el segundo es ya la adaptación al lugar y a la suerte. ¿Por qué a la suerte? Pues hombre, si no es suerte haber salido de la rutina a ir a un sitio que ono conoces o no recuerdas, pues es que eres un poco inconformista.
Primero a visitar centros comerciales enormes de verdad (no a lo que acostumbro), después a pensar dónde vamos a comer. Tras comprar algo de comer, al Parque Grande a zampar y así dar una vueltecica. Se curraron poco el nombre... pues no, porque es su apodo, algo habrá que hacer para no llamarlo Primo de Rivera en pleno siglo XXI
A la tarde, a volver por las avenidas y hacer más fotos a todo y buscar algo para hacer a la noche. Bebidas, entradas, bocatas... ¡y a Interpeñas! El mayor lugar de fiesta que he pisado nunca. Buena música y vuelta para descansar unas horas antes de volver a Irún. Un día como ninguno en una ciudad renovada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿No te parece? Tu opinión cuenta más que la mía. Al fin y al cabo, tú haces cada día este blog.