Ya, ya sé que pensarás que me aburro mucho, pero nunca lo había pensado hasta que un amigo al que no había visto nunca pedo me dijo me siento más abierto. Y sí, es normal y a todos nos pasa, pero yo jamás le había visto así, y por eso empecé a pensar en ello.
Anoche salí a pesar de los -3ºC y a que sólo éramos 3. Solemos parar 2 veces y en la segunda me he quedado bien contentillo porque no recuerdo varias cosas jeje. Después de la parte de contar intimidades me dí cuenta de que no era el único que hablaba de lo que me pasa cuando voy así. Y es que además me he dado cuenta de que actúo muy distinto y si fuera así normalmente no daría la impresión de introvertido. Me gusto más en esos casos. Y claro, en Zaragoza me di cuenta de que también.
De momento las mejores juergas han sido San Marciales (30 de junio, sólo en Irún), la última nochevieja y la mejor de lejos, éste agosto cuando me vine con un colega. Pero es que me he dado cuenta de que además cuantos menos seamos más abierto me vuelvo. Y desde la última vez intento aplicármelo.
Aunque esta entrada esté publicada el sábado la he escrito el domingo para completarla con la segunda parte: resaca.
Fotografía: escultura en la plaza del Pilar, Zaragoza. La gracia era ovbia jaja.
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