No sé qué es lo que tiene la ducha que siempre te deja plof (que nadie piense mal). De hecho se me ha ocurrido esta entrada porque hoy he estado de compras por Donosti y he venido muerto... si no he pasado 3 veces por las mismas calles, no he pasado ninguna. Con la espalda agarrotada he salido del topo (un curioso metro-cercanías vasco de color azúl) y he ido casi derecho a casa después de despedirme. Y eso, he dejado lo que llevaba en los bolsillos, he cogido un pijama y ropa interior y directo al baño con la música de la radio (que no falte) que escucho más que por ambientar, para controlar lo que tardo porque hubo una temporada que me metía un temporizador de la cocina porque me llevaba mucho tiempo (hasta 45 minutos más la bronca). He acabado poco antes que el programa de Arguiñano, ¡y todavía me siento genial!
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